En una reciente entrevista en el programa «Fatshimetrie», Manuel, reconocido actor de la industria cinematográfica de Nollywood, habló de su manera modesta de afrontar la vida, en contraste con la tendencia a la extravagancia que se observa entre algunos. Declarando que prefiere llevar una existencia discreta, subrayó que para él la riqueza reside en la sencillez de poder realizar sus actividades cotidianas.
«Es un estilo de vida humilde y realista que me conviene. Poder ir a la lonja como me gusta, me hace sentir rico y eso me basta», compartió. Esta visión de Manuel contrasta con la creciente cultura de la apariencia y la ostentación que impera en determinados ámbitos.
Cuando se planteó la cuestión de la remuneración de los actores, Manuel destacó la variabilidad de las tarifas y la importancia de la experiencia en este ámbito. “Los honorarios de los actores no son fijos, fluctúan dependiendo de varios factores, incluida la experiencia acumulada a lo largo de los años”, explicó. También señaló que el valor de los servicios puede variar según el contexto, por ejemplo cuando un amigo pide ayuda, la tarifa solicitada puede ser diferente.
Desmentiendo un mito común, el actor cuestionó la idea de que actuar como profesión permitiría alcanzar niveles de vida extravagantes. «La representación de ciertos actores conduciendo Range Rover y viviendo en casas lujosas en Ikoyi es engañosa. Ningún actor en Nigeria podría pretender adquirir ese estilo de vida únicamente gracias a sus salarios», declaró, poniendo de relieve una realidad a veces desconocida para el gran público. .
A través de sus palabras, Manuel ofreció una valiosa visión del mundo de la performance artística, deconstruyendo clichés y destacando la importancia del pudor y el realismo en la vida de un actor. Su visión humilde y su apego a la simplicidad resuenan como un recordatorio de lo esencial dentro de una industria a veces presa del exceso.