El 29 de diciembre en Chad marca el segundo día de una votación triple crucial para el país, poniendo así fin a tres años de transición política. Después del voto de la diáspora, los militares y los nómadas de la víspera, ahora es el turno de la mayoría de los votantes registrados de acudir a las urnas para las elecciones legislativas, provinciales y locales.
En el corazón de Yamena, la capital chadiana, se desarrolla el proceso electoral. En un colegio electoral, los evaluadores están ocupados preparando el material necesario. Se refuerza la seguridad, especialmente en presencia de numerosos soldados y observadores internacionales, garantizando así un clima propicio a la expresión democrática.
Sin embargo, los retrasos logísticos están perturbando el funcionamiento de algunos colegios electorales de la capital, retrasando notablemente la llegada de las urnas. A pesar de estos reveses, la movilización de votantes parece ser fuerte, lo que refleja la participación histórica registrada durante el primer día de votación.
De hecho, el primer día de la triple elección estuvo marcado por una participación récord, con un alto porcentaje de participación tanto de militares como de poblaciones nómadas. Este entusiasmo puede explicarse por el carácter sin precedentes de estas elecciones simultáneas, pero también por el hecho de que las últimas elecciones legislativas se remontan a 2011, lo que deja espacio para una larga y legítima espera de renovación política.
Sin embargo, a pesar de este entusiasmo, se escuchan voces disidentes que piden boicotear las elecciones por sospechas de fraude. Este contexto subraya las cuestiones cruciales de estas elecciones para el futuro político de Chad, marcando un paso decisivo en la consolidación de la democracia.
En resumen, estas elecciones en Chad, más allá del simple acto de votar, son el reflejo de una nación en busca de estabilidad y representatividad, y simbolizan la esperanza de un cambio positivo y una gobernanza más transparente.