**Ngungu, Rubaya y Coltan: entre la geoeconomía y la geopolítica en la República Democrática del Congo**
El 7 de enero de 2025 se produjo un importante punto de inflexión en la provincia de Kivu del Norte, en la República Democrática del Congo (RDC), con la recuperación del control de la ciudad de Ngungu por parte de las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo ( FARDC). ). Esta reanudación de la actividad militar se produce en un contexto de tensiones prolongadas en la región, un territorio que podría fácilmente considerarse una auténtica encrucijada geoeconómica. La ubicación estratégica de Ngungu, cerca de los ricos yacimientos de Rubaya, pone de relieve los complejos y a menudo preocupantes problemas relacionados con la explotación de los recursos naturales, en particular el coltán, del que Ruanda se ha convertido en el principal exportador mundial.
### Una zona de conflicto económico
La región de Masisi ha sido durante mucho tiempo escenario de una economía de guerra, donde los recursos naturales son a menudo sinónimo de codicia mutua y violencia. Según un informe de expertos de la ONU, alrededor de 120 toneladas de coltán fueron transferidas cada mes a Ruanda, un país cuyo desarrollo económico se basa en gran medida en la exportación de este mineral estratégico. Estas dinámicas de intercambio y transporte son poco conocidas por el gran público, pero constituyen la realidad cotidiana de los habitantes de Rubaya, que ven escaparse de sus manos los beneficios generados por la riqueza de sus tierras.
### Coltán: mucho más que un mineral
Para comprender la importancia del coltán, primero hay que entender su importancia para la industria tecnológica moderna. El coltán, compuesto principalmente de columbita y tantalita, es una materia prima esencial para la fabricación de componentes electrónicos, como los condensadores utilizados en teléfonos inteligentes, computadoras y otros dispositivos electrónicos. En una economía cada vez más digital, el coltán se está convirtiendo no sólo en un recurso económico, sino también en una participación en el poder geopolítico.
### Los actores invisibles
Aunque las FARDC parecen estar recuperando el control de una posición estratégica, también sabemos que el M23 y sus aliados están jugando un doble juego: más allá del control territorial, mantienen una administración paralela que se beneficia de la explotación ilegal de recursos. Surge entonces la pregunta: ¿quién mueve realmente los hilos de este concierto geopolítico? Las potencias extranjeras, a menudo invisibles, ven la inestabilidad y el caos como oportunidades de explotación. Este fenómeno es observable a escala regional, donde Estados Unidos, China e incluso la Unión Europea están involucrados indirectamente a través de empresas que buscan acceso a recursos naturales de inconmensurable riqueza.
### Un modelo económico que hay que repensar
La situación actual también pone de relieve la necesidad de reformar el modelo económico congoleño, que con demasiada frecuencia sigue dependiendo de la minería.. Si bien los ingresos procedentes del coltán, estimados en 800.000 dólares mensuales para el M23/AFC, permiten cierta forma de autonomía a este grupo armado, también mantienen un círculo vicioso de pobreza e inseguridad para las poblaciones locales.
Los mecanismos de gobernanza, la explotación sostenible de los recursos y la integración de la comunidad local en la cadena de valor de los minerales son palancas esenciales para cambiar la situación. Por ejemplo, proyectos comunitarios de valorización del coltán, en línea con modelos de desarrollo inclusivos como los observados en América Latina, podrían dar voz a quienes, hasta ahora, han sido reducidos a la condición de simples testigos del expolio de su riqueza.
### Conclusión: ¿Hacia una nueva era?
La reanudación del control de Ngungu por las FARDC constituye un primer paso hacia la reafirmación de la soberanía de la RDC sobre sus recursos. Pero esto requiere mucho más que una acción militar. La lucha por la paz y el desarrollo a largo plazo también debe pasar por una reflexión genuina sobre el lugar que ocupan los recursos naturales en la construcción del Estado congoleño.
La situación en Ngungu y Rubaya exige un cambio de paradigma, una reevaluación no sólo de los roles de los actores locales, sino también de la participación de los actores internacionales en la gestión de los recursos naturales. Al cuestionar estas cuestiones, debemos darnos cuenta de que la lucha por el coltán, mucho más que un simple conflicto territorial, es ante todo una lucha por el destino económico y social de una nación. Un destino que aún está por escribirse, lejos de conflictos e intereses oscuros, hacia un futuro donde el desarrollo esté verdaderamente al servicio de sus pueblos.