A orillas del océano Atlántico, en Saint-Louis, una comunidad de pescadores se encuentra en un torbellino de conflictos e injusticias, ante la inminente llegada de la explotación de gas por parte de los gigantes BP y Kosmos. Esta playa, que ha sido durante mucho tiempo la cuna de sus vidas y sustento, se está transformando ahora en un campo de batalla donde se pone en duda la supervivencia de toda una profesión.
Los pescadores artesanales de Saint-Louis se armaron de valor para denunciar los desastrosos impactos de la plataforma de gas Grand Tortue Ahmeyim en su vida cotidiana. Los peces son cada vez más escasos en sus redes, lo que los obliga a viajar kilómetros hasta aguas mauritanas para esperar una escasa cosecha. La proximidad de la plataforma gasística, instalada en el arrecife más rico de la región, les impide ahora ejercer su profesión como lo han hecho durante generaciones.
En un mundo donde el mar es su única fuente de ingresos, los pescadores de Saint-Louis se sienten abandonados y traicionados por las multinacionales que no se toman la molestia de dialogar con ellos. Las promesas de recrear un arrecife artificial para compensar las pérdidas de peces siguen sin cumplirse, lo que deja a los pescadores en una situación de angustia y consternación.
El presidente de la Comisión Medioambiental de los pescadores de Saint-Louis, Mamadou Sarr, expresa con amargura el sentimiento de injusticia que vive la comunidad: “Es un sentimiento de consternación, de injusticia social. Estamos ante una plataforma cuyos operadores ni siquiera saben. Tenga la cortesía de venir a hablar con los pescadores. Nuestra única fuente de ingresos es el mar, es el pescado.
La pesca artesanal, que emplea a 40.000 personas en Saint-Louis, se encuentra en peligro con el inminente inicio de la explotación de gas y la llegada de imponentes buques cisterna. El temor a una progresiva desaparición de esta profesión ancestral se cierne sobre la comunidad, que lucha por su supervivencia y su dignidad.
Se pide a las autoridades senegalesas que adopten medidas urgentes para proteger la pesca artesanal en Saint-Louis. Se trata de preservar una cultura, una economía local y una forma de vida en armonía con la naturaleza. Los pescadores luchan para que se escuche su voz, para que su futuro no sea sacrificado en el altar del beneficio y la indiferencia.
Ante esta situación crítica, la falta de reacción de las empresas BP y Kosmos deja un sabor amargo en la boca de los pescadores de Saint-Louis. Su lucha por la preservación de sus derechos y de su medio ambiente no ha hecho más que empezar, y su determinación está a la altura de las cuestiones que están en juego en su playa, al ritmo de las olas que arrastran a la vez la riqueza y la precariedad de su existencia.